Abrasame y dime que me amas ~
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viernes, 7 de noviembre de 2008


- Me he cepillado el pelo hasta dejarlo brillante y he cruzado la plaza para llenarme los ojos con esa luz que se cuela entre las copas de los árboles y deja dos escarabajos de oro en mis pupilas. Porque voy a verte.
Porque voy a verte aun sabiendo que es para decirte adiós, para que me digas adiós, para que aprietes las manos entre las tuyas y me hables del amor que ha crecido en nosotros, pero no es una enredadera que da campanillas violáceas sino una hiedra oscura, que nunca sabrá de flores.
Sé todo lo que va a ocurrir: Rodará un llanto sobre mi mejilla.
La nombrarás para sentirte menos culpable. Hablarás de ella, de su belleza y su madurez, y yo me estremeceré y los acunaré en mi mente, como si me pertenecieran.
Es tu "yo pecador" hablarme de eso, despues de haber soltado amarras, despues de haber viajado conmigo entre tus brazos por un mar de ángeles sentenciosos y risas asfixiadas por tus besos y vientos de fuego quemándonos en la sencilla y honda ceremonia de la pasión y el estremecimiento. Cuando me confesaste que no eras libre, ya estaba enamorada de vos, ya me querías.
Sentí que el universo se vaciaba y me tragaba en sucesivos terremotos; que me hundía buscando dónde apoyar los pies.
- Pero te quiero - Dijiste.
Y la tierra volvió bajo mis pies, se cerraron las grietas, se soldaron los abismos, todas las cosas volvieron a su lugar.
Tan sólo una pátina gris velando el universo quedaba de esa sacudida total. pero quedaba. Una pátina gris sobre mi vida, sobre mi cuerpo, oscureciéndose, aplastando mis movimientos hasta volverlos lentos gestos autómata.
-Pero te quiero.
Me colgué de esas tres palabras para no morir.
Entonces empezó la ansiedad de nuestros encuentros.
Empezaste a nombrarla cada vez, a armarla para mí, para que supiera sus colores, sus actos, su forma de pensar.
Tan distinta de mí. Tan distante de vos y sin embargo teniéndote. Porque vos no sabías -todavía no sabías- que era ella y no yo quíen te tenía. Y yo lo fui sabiendo - sin querer, sin proponerme saber-, lo fio sabiendo día a día y fui ocultándotelo con miedo de que lo advirtieras.
Mientras no lo supieras me albergarías en un rincón de tu ser y de tu mente y seguirías pensando que yo era tu motor, que yo era la corriente de luz que te impulsaba, tu oasis, tu huerto engalanado de frutos para el hambre y arroyos para la sed.
Egoísta, aferrada, empecinada, recortándote con el filoso cuchillo de la posesión; te quiero ( o quería solo para mí ).
¿ En qué momento ibas a darte cuenta de esto ? Unas semanas más, y sucedió.
Era lo inevitable, lo esperado con miedo, lo presentido. Eran los fantasmas corporizándose. Me llamaste con una voz triste, pero segura y firme:
-Tengo que hablar con vos, por última vez...
-Bueno...
-Mañana a las tres de la tarde
Y hoy es mañana.
Rodará un llanto por mi mejilla en el momento del adiós. Rodará un llanto por tu mejilla en el momento de la verdad.¿Por qué entonces este afán de gustarte, este cruzar la plaza para llenarme de luz y verdes nuevos, este mirar el reloj aguradando la hora del encuentro, si sé que va a ser el último y nunca más, nunca, nunca más volveré a verte, volveré a estrecharme contra vos ? ¿Es que me he vuelto loca de repente? Voy a morir un poco, y me acicalo. Voy al entierro de mi luz y me ilumino. Voy al martirio y río. Azucarado el café, lo sieto amargo. Tiemblo, te quiero. Voy a evitarte la tortura, y ponerme torturas en mi. Voy a hacer algo por el amor que me recorre, que me aprieta frente al límite de tu olvido. Llamo al mozo, pago mi café. Huyo. Huyo de este lugar y del encuentro. Me esperarás en vano, no verás mis ojos mojados. No tendrás que decirme tu discurso de despedida.
Ya ves, te facilito la tarea. Evito que te conviertas en mi verdugo. No es un acto de arrojo solamente; es una forma de inventarme la manera de creer que hubiera rodado un llanto por mi mejilla en el momento de la despedida.
Porque si voy y estás sereno y duro, si voy y tus ojos estan secos, será la muerte verdadera, la muerte total , difinitiva. En cambio así ..., puedo llenar mis ojos de recuerdos.